Balcón Trianero

sábado, 7 de septiembre de 2013

Sesenta años no son. . .


"SESENTA AÑOS, NO SON NADA" 
(Publicado en el nº. 18 de la Revista de Creación Literaria y Plástica:"Aldaba" de la Asociación Aristico Literaria "Itimad").

(Texto y fotos, B.T. - Para aumentar estas últimas, hacer clip en ellas).

Cada lector podría hablar de una generación determinada, permítanos que le hagamos referencia de la nuestra ¿Por pasada fue mejor?.

            Fuimos la "generación del conformismo"; nos pasamos nuestra infancia y juventud en esa situación ante lo que viniera.

            Teníamos que conformarnos con '‛dos horas de digestión" para no fallecer ante un baño o ducha.

            Recordamos que con respecto a nuestra religión, había que cumplir con un horario en ayunas en la jornada dominical para tomar la comunión.

            Veíamos con extrañeza muchos de aquellos "bólidos", como lo 4 L,. los Gogomobil, Isetta, Biscuter, los DYANE 6, Supermiriafori, Daufine, Talbot, Fiesta, Gordini, los Seat, 124, 131, 1430, Citroen 2 CV, Mini Cooper, Simca, Kadett y sin olvidar el popular 600; todos se conducían sin airbag, sin cinturones de seguridad y los que evidentemente tenían carnet, conducían más de 500 Kms. de un "tirón", con cinco personas en sus asientos; de locura.

            Para "botiquines", empleábamos una clásica caja de zapatos, sin rotular, sin etiquetas. El mobiliario con armarios y puertas, Se caían con solo tocar los tiradores y a pesar de las "guerras a pedradas", no había torceduras, roturas, nada de nada, como mucho un linimento: "tío del bigote" y con mercromina lo curábamos casi todo. Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos.

            Subíamos en bicicletas, sin accesorios; algunas con piñones fijos y la suela de nuestras alpargatas hacía del mejor "freno de disco".

            Con las bicicletas BH, GAC o las Orbeas, hacíamos caballitos, frenadas y giros sobre la rueda trasera y la subida en las motos los mayores de edad, con aquellas Guzzi Hispania, que los "chulitos", cambiamos las marchas con la rodilla derecha; ya que su palanca se encontraba junto al tanque de gasolina, pero siempre sin cascos; nos rompíamos casi todo y no castigaban ni se buscaba a los profesores o a los padres para vengar a los posibles "amiguetes" que habían originado esos accidentes. Lo compartíamos todo, juguetes, botellas en las que bebíamos a "morro", en las fuentes públicas situábamos el grifo en la boca y nunca había infecciones bucales o de otro tipo.

            Cuantos juegos en la calle… la billarda, pelota, chapas, a coger, al rescate, a la taba, el trompo, la comba, canicas, tejo, el aro, las chinas, veo veo, médicos y enfermeras, cocinitas, gallinita ciega, el corro, retahílas, tres en raya, cromos, en fin; "tecnología avanzada".

            Los Reyes Magos, se acercaban en la fecha de Epifania y nos embargaban de gran ilusión, aunque eran juguetes de aquellas factorías Rico, Payá, de Ibi Alicante que cumplían con lo "pedido en las cartas"; lo cierto es que no igualaban a la creatividad propia de cada niño, por ejemplo una espada con dos maderas (una larga y la pequeña cruzada para hacer la cruz cerca de su empuñadora) y así que se quitarán en la calle cualquiera de nuestra vista; pues éramos unos "lvanhones" consumados y hoy aún recordamos aquellos actores de dicha película: Robert Taylor, Elizabeth Taylor, Joan Fontaine, George Sanders, Finlay Currie.

Nos conformábamos y comíamos de todo, hasta dulce y nunca estábamos obesos. Alguno por nacimiento algo más redondito. Salíamos a las afueras de las poblaciones o ciudades, a "degustar" las frutas, ¡Que ricas estaban las del huerto después de hurto!. Labios morados al comer remolacha destinada a la alimentación del ganado. Los estudios llenos de zozobras, inesperados y sin tener que hacer uso de Internet para bajar temas. No teníamos clases de paddle, de golf, o de vela; pero que bien jugábamos con cualquier cosa, nuestra mente la ejercitábamos, para hacer un coche o camión; “fabricábamos" con una lata de conserva ovoidal o rectangular, con cuatro agujeros en la parte inferior, dos alambres como ejes, y cuatro "cubiertas" que cortábamos de las suelas de calzados viejos para hacer sus ruedas. Gasolina con un "gran octanaje": una cuerda para "ir  tirando" (no eran tiempos fáciles). Las muñecas de las niñas, no tenían nada que envidiar a las actuales, sin sonidos, sin sus necesidades fisiológicas; Sin acercarse a la belleza, tenían su total encanto y no digamos de sus vestimentas, en las que participaban sus abuelitas, mamás y hermanas quienes las tuvieran.

Teníamos la mejor retención de nombres ya que coleccionáramos entre otros cromos bélicos como la guerra de Corea, de animales-plantas, deportivos, quien no recuerda por decir un ejemplo a la alineación del R. Betis, Sevilla o Valencia. En definitivas aquellas "estampitas", distraían sin recurrir a ningún ordenador.

La vida dominical y festivos, transcurría con un sencillo "guateque" y un aparato rectangular con el tamaño de una caja de membrillo y que llamábamos tocadiscos popularmente "pick up". No llevábamos móviles, como mucho los "Walkiei Talkies"; dos vasos de cartón y un hilo tirante, (ja.-ja) y siempre sabían nuestras familia si estábamos en el cine, en un baile, jugando a futbolines o en la calle hasta que se encendían sus luces. A las chavalas les subíamos las faldas y teníamos nuestras charlas sin chates, interneses o las redes sociales actuales: Facebook, Twitter, Linkedln, Xing, MySpace. Íbamos a coger ranas, cazábamos pajaritos por la noche con linternas y escopetas y siempre sin mayores al lado.

            Los más afortunados iban a las playas todavía vírgenes, ni se ponían cremas antisolares. Qué "conformistas" éramos. Para los que nacimos hace algunos años; ¡La verdad es que no sabemos cómo hemos podido sobrevivir!.

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