Balcón Trianero

lunes, 26 de septiembre de 2016

Prohibición del Juego.-


Se recibe en esta "baranda" de B.T., un nuevo y exclusivo articulo del colaborador trianero, que trata sobre el juego y sus consecuencia en el cuartel de Triana, llegando a mayores y terminando en alboroto y muerte del uno de los jugadores. 
Nota: El muelle de la madera que figura en la foto adjunta estaba situado en la calle Betis.             
PROHIBICIÓN DE LOS JUEGOS DE NAIPES EN TRIANA

  

No hubo lugar en la Península por pequeño o remoto que fuera donde el juego no se practicara y casi siempre, con exceso. Desde las Ordenanzas de Bandas (1132) y las Partidas (1265) estas maneras de pasar el tiempo fueron prohibidas por incontables leyes, disposiciones, bandos, reglamentos…..Lo que nos indica que, pese a ellos tales entretenimientos resistieron las acometidas de los mandatos, al tiempo ponen de manifiesto que las asistentes normas no produjeron los resultados apetecidos por los legisladores. 



Los juegos vetados no suelen tener una nota común la rapidez con que se suceden las jugadas y, por lo tanto, el azar y la suerte se deciden en escasos momentos, con el consiguiente riesgo de ganar, o perder fuertes sumas de dinero. En otras diversiones el triunfo dependía de la destreza y habilidad del individuo y, por supuesto las leyes no la consideraban prohibidas. 



El documento seleccionado como testimonio de estos juegos prohibidos previene de la antigua Escribanía de Guerra y Marina. Se trata de una causa criminal datada en 1766 contra Luis del Real, matriculado, sobre haberlo encontrado en el zaguán de unas casa con otros jugando a los dados. Y es que es cierto que soldados y marineros, por razones intrínsecas a su profesión, llevaban una vida irregular y por ende, más propensa e inclinada a los juegos ilícitos. 


Triana por estar vinculada al puerto, uno de sus pilares económicos a través de su historia, el trato con la marinería y las tropas que embarcaban al Nuevo Mundo y a todo el Imperio, era muy habitual que se organizaran “partidas” de naipes de todas clases, por lo cual esta prohibición, no se ajustaba al deseo de los habituales y adictos jugadores. 

POR UNA MALA PARTIDA……… 

“El lunes 25 de Diciembre de 1595 estaban ancladas en el rio Guadalquivir once galeras de España. Pusiéronse muchas tablas de juegos por el Arenal y enfrente en la otra orilla opuesta. Ocurrió que en una que estaba al pie del árbol del paraíso, en la orilla de Triana (1) moviese seria pendencia por el juego. 

Acertó pasar un aguacil y quiso llevar preso a uno de los contendientes. Pusiéronse algunos de los soldados de las galeras de parte del preso y otras personas de la del aguacil y sus valederos que hubieron. Hubo muchas cuchilladas; llevaron la peor parte el aguacil y sus valedores que hubieron de soltar el preso y meterse corriendo en el Castillo de Triana entre la grita y las muchas piedras que tiraban los mozos de las galeras. 

Luego al día siguiente, al que pusieron poner preso, que era un soldado de “lengua del Adelantado” tomó su arcabuz al hombro y entró en Sevilla. Quisieronle prender, se resistió y disparó el arcabuz. Cargaron sobre él tantos corchetes y ministros de justicia que no fue posible huir; sin embargo ninguno se acercaba a ponerle la mano encima. 

Fuéronlo cercando tan estrechamente que al fin cayó al suelo abrumado por el número. Allí le molieron a palos y alabardazos; mas no pudieron quitarle la espada de la mano por más que le daban en ella con las dagas. Llegó la noticia a las galeras; saltaron en tierra los soldados y fueronsé de tropel, espada en manos hasta la Plaza de San Francisco, a las puertas del Ayuntamiento, donde no quedó alcalde, ni aguacil, ni portero, ni escribano, ni corchete, ni hombre, ni mujer, que no huyese despavorido, siendo no pocos los maltratados por aquella desenfrenada soldadesca. Vino el general de las galeras a conferenciar con el Conde de Priego y le significó que si no ponía en libertad al soldado preso, sus compañeros “harían un desatino en la ciudad”. 

Prometió el conde soltarlo, si los soldados se retiraban a las galeras y el general satisfecho dio la orden que desalojaran la ciudad y que ninguno fuese osado entrar en ella por aquel día. 

No bien salieron los soldados amotinados, el conde ordenó cerrar las puertas de la ciudad y patrullar las calles y aquella noche, a la una de la madrugada, mando ahorcase al soldado, causa del alboroto a la reja de la cárcel y allí amaneció ahorcado……. 

Este suceso sería impensable que sucediera en estos tiempos, pero en 1595 en que el oro y la plata entraban a raudales a través del puerto, que los galeones hacían cola para desalojar su preciosa mercancía que portaban de las Indias Occidentales, la ciudad era un hervidero de mercaderes, extranjeros, gentes de la mar y picaros que hacían del hurto y el juego su forma de vida. 

D. Antonio Maria Fabié refiere en el prólogo que le puso en el libro de Ariño << en el año 95 de los datos existentes en el Archivo de Indias, fueron tres flotas de “naos de la plata” las que vinieron. 

La primera llegó al puerto de Sevilla el 22 de marzo, acosada por los temporales. La segunda arribó en el puerto de Lisboa de donde trajeron los caudales a Sevilla. La tercera atracó en el puerto de Sanlúcar de Barrameda. 

La suma de la mercancía de las tres flotas fué de 1.702 millones de maravedíes, donde se puede apreciar la importancia comercial que tendría Sevilla. 

Manuel Mediano Vargas.                             Triana verano 2016. 
(1). Vera del Rio. (1533-1665). Actualmente calle Betis. (8-julio-1859) 
A. H. P. SE/1.1.2.Protocolos notariales. Escribanía de Guerra. Marina. 
Historia de Sevilla. J. C. G. Parody.

  
Una vez más nuestro reconocimiento al autor, por ahondar en la historia del barrio y que él ha sabido aderezar con fotos inéditas; no dudando que el lector sabrá darle la magnitud histórica de esta elaboración. B.T.

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