Balcón Trianero

domingo, 1 de enero de 2017

Divagando por Triana


Santiago Martín Moreno, es el autor de la excelente obra poética, cuya portada figura aquí.
B.T. ha tenido el honor de tener acceso a este distinguido trabajo de la autoria del trianero y que ofrece, considerables y gratas sorpresas.
En el cine al iniciarse una película su proyección sobre el telón, se adivinan por los "títulos de crédito" la calidad de la cinta. Aquí ocurre algo parecido, al comprobar los flases gráficos, ya se puede adivinar de la diversidad en el tratamiento que ha realizado el pregonero de la Velá en su principio de siglo.
Curiosa es la prologuista que ha realizado este libro, ¡la mejor! para este caso, no había nadie que conociese más a fondo la historia literaria de Santiago Martín.
Él citado, ha recibido la invitación de Radio Triana, 106,7 FM. para que de a conocer dicha primicia y que estamos seguros; que a quienes estén enamorados del barrio, no caerá su interés en agua de borrajas y a los demás les nacerá el deseo de ojear una obra inédita.
Desde esta "baranda" ¡Enhorabuena! a la prologuista Luisa Pérez y a quien ha "divagado por el barrio de la gracia", Santiago Martín Moreno.
DIVAGANDO POR EL 
BARRIO DE LA GRACIA
Voy a divagar por mi Barrio,
la Triana de la Gracia,
como lo hiciera Juan Sierra
cuando le cantó a Sevilla
con aquellas maravillas
de cuanto la ciudad encierra,
mas lo haré a mi manera,
mucho verso, y tan movido
que despierte los sentidos,
y aquellas entendederas
que dicen no estar permitido
escribir de esta manera,
pero, es lo que yo digo:
si yo quiero hacerlo así
porqué se me va a prohibir
escribir como yo quiera.
Termina de leer, amigo,
y luego ya me dirás
si estás o no estás conmigo.

 Este año, Triana se presentó
como quien en sociedad lo hace.
Con aquel uno de Enero
corrió de nuevo el venero
de la sangre arrabalera
de que se surte la gente,
llenándose de alegrías,
y hacer que sus fantasías
vivan las fiel realidad
de quien quiere comenzar
de nuevo a hacer un camino,
sin cizañas, sin espinos,
aunque tampoco, y es verdad,
la cosa sea tan sencilla,
pero, hay que apechugar
porque ya no ha lugar
vivir de mentirillas.

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